Parto humanizado en Venezuela: ¿Realidad o ficción?


Parto humanizado
Foto tomada en el hospital central de Barquisimeto estado Lara.

Tener un parto humanizado en Venezuela cada día se ve más lejano, pues la falta de medicinas para el control pre y posnatal, la deficiencia de los centros de salud público, el alto costo de clínicas y la mala nutrición de las parturientas, hacen que un momento tan hermoso se vuelva una pesadilla.

Aunque a finales de junio de 2017 el presidente venezolano, Nicolás Maduro creó el Plan Nacional del Parto Humanizado para ayudar a las embarazadas a tener un parto sin dolor, evitando - en lo posible- una cesaría, respetando los derechos humanos de la parturienta y del bebé, la realidad que viven la mayoría de las gestantes en el país, golpea los utópicos anhelos gubernamentales.

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La cotidianidad demuestra cómo llegan las embarazadas a los hospitales y maternidades públicas de Venezuela, a punto de parir (Con el bebé saliendo de la madre), y aun así son despachadas por médicos y enfermeras, porque no hay camas, equipos ni medicinas para atenderlas. “Peloteándolas de un lugar a otro, poniendo en riesgo a la madre y a la criatura que está por venir al mundo”.

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Yelitza Peña,  madre de 19 años de edad, vivió la terrible experiencia de dar a luz en condiciones extremas a su hija. Contó que por ser de bajos recursos económicos, tuvo que acudir al hospital más cercano a su comunidad, Guigue, municipio Carlos Arvelo en el estado Carabobo.

“Ya sin fuerzas para caminar, sin carro, sin dinero, y con los problemas de transporte que padecemos todos los días, le pedí el favor a un vecino para que me empujara hasta el hospitalito de Guigue, él accedió afortunadamente. Cuando llegué me rebotaron y me mandaron para el hospital central de Valencia, y aunque veían que ya estaba pariendo no accedieron a recibirme”, relató Yelitza.

“Con dolor e impotencia, el vecino me cargó hasta el carro para llevarme a otro hospital. No obstante, al ponerme en el asiento de atrás de su vehículo, se asombró,  la cabeza de mi hija ya estaba afuera. Él pidió auxilio a las enfermeras, pero nadie quiso ayudar.  Termine pariendo en el carro con la asistencia del vecino. Que dios lo bendiga, de no estar allí me muero junto a mi hija”, agregó la madre.
Así como la historia de Yelitza hay millones en Venezuela. Cuando las parturientas logran que las reciban en los centro de salud, les ponen como condición llevar el “Kit de embarazo”, que debe contener todo lo que el médico requiere para atender el parto, desde guantes hasta antibióticos, batas y pare de contar.

Hasta agua potable para lavarse deben llevar las futuras madres y familiares de las mismas, sin contar que la los quirófanos y salas de parto de las maternidades más reconocidas, están contaminadas con bacterias, según han denunciado médicos y enfermeros de Carabobo y otros estados del  país.

De allí la disyuntiva, cómo puede hablarse de parto humanizado cuando las parturientas son “rebotadas y peloteadas de los centro de salud”, no tienen acceso a las medicinas y buena alimentación, como medios mínimos para garantizar el derecho a la vida.


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